martes, 6 de diciembre de 2011

Cuatro tipos de personas

Hay una expresión antigua que dice más o menos así:

Existen cuatro tipos de personas en nuestro mundo:
A las que les gustamos por motivos erróneos
Las que tienen motivos para que les caigamos bien
A las que no les gustamos por razones equivocadas
A las que no les caemos bien por motivos justificados
Y sólo deberíamos preocuparnos por el ultimo grupo.


Básicamente se resume en que prestar atención a la crítica constructiva nos convertirá en mejores personas, aunque cada categoría tiene su propio valor.

1. Personas a las que les gustamos por los motivos erróneos

Aquí nos podemos encontrar con muchos sub-grupos. Porque caemos bien a otras personas y no quieren estar fuera de onda. Por motivos superficiales como la riqueza, apariencia o status social. Por mala apreciación: aquellas que ven en nosotros cualidades que sólo están en su mente; algún día se decepcionarán al comprobar el fraude sobre el que erigieron su mito.

2. Personas que tienen motivos para que les caigamos bien

Esto es muy subjetivo. Lo más probable es que no sepamos reconocer los motivos por los que caemos bien a alguien (Quizá nos definamos como apasionados, cuando en realidad seamos unos bocazas abusivos; o unas hermanitas de la caridad cuando nuestra pretensión secreta sea poder pasar la factura en un futuro). Aunque no sea tan constructivo como el último grupo, sigue siendo un ejercicio beneficioso llegar a un nivel de autoestima suficiente como para reconocer en nosotros mismos las características por las que podamos gustar.

3. Personas a las que no les gustamos por razones erróneas

Obviamente no debemos andar preocupándonos por un grupo de personas que esgrimen motivos superficiales para no estar en nuestro club de fans: fealdad o belleza, torpeza o inteligencia, por nuestra orientación sexual o por que nos gustan los cómics. Si prestamos oídos acabaremos por perder el norte, reduciéndonos al mínimo denominador común.

4. Personas a las que no les caemos bien por motivos justificados

Aquí hemos llegado. Somos seres imperfectos y hay personas que nos huelen de lejos. Además saben describir nuestra actitud perversa de manera muy precisa. Estás son las personas que queremos tachar de nuestra lista para poder seguir siendo quienes somos, mientras nos dedicamos a aparentar otra cosa. Es propio de nuestro ego querer influir con nuestra opinión para generar cambios, aunque quizá nuestro punto de vista no sea siempre el único válido sobre todo si no atendemos a las necesidades y propósitos de los demás y miramos sólo a nuestro propio ombligo.

No podemos jactarnos de tener un buen juicio crítico sin haber aprendido a establecer una relación entre la manifestación de nuestras intenciones y las críticas que recibimos. Sin haber desarrollado los valores de la honestidad, sencillez, amistad y respeto que generan la crítica constructiva y la auto-evaluación.

Siempre que las críticas que recibamos no sean fruto de la oposición y el rechazo, o como motivo de estados de ánimo o intenciones contrapuestas, deberíamos tener la madurez de sacar lo mejor de aquellas que sean constructivas aunque hieran nuestro amor propio. Para ello deberíamos cuestionarnos, preguntar, escuchar y contrastar de forma objetiva las situaciones en las que nos arquean un ceja.

Aprendamos que la vida no es "o estás conmigo o contra mi" y valoremos el importante reto que nos plantean aquellas personas a las que no dominamos.