Tras el éxito de la revolución libia, el cabeza de estado provisional, Abdel-Jalil quiere una nación más devota. Su plan de volver a instaurar la poligamia sin restricciones, principio de la Shariah, mantiene en alerta a los aliados y, sobre todo, a las mujeres del país, quienes sufrirían un grave retroceso en sus derechos.


Los cambios introducidos en la era Gadafi con respecto a esta ley, exigían que la primera mujer diese su consentimiento al marido para que tomase una nueva esposa y éste debía justificar debidamente su decisión. Por estos motivos, los matrimonios múltiples se habían convertido en raras excepciones.


El apoyo internacional a los rebeldes, en contra de una dictadura de más de 40 años exige alabanzas en reconocimiento por la victoria, pero no hace falta aplaudirlo todo. Quizá no se contaba con un nuevo golpe contra la dignidad de estas mujeres, a pesar de que tras la revolución persista el status tradicional de mantenerse apartadas del hombre.


Las leyes se suelen adaptar a la evolución de la sociedad, máxime en países cuya legislación no esté basada en mandatos divinos. ¿Es lícito redactar una constitución conforme a una fe impuesta, como pretende el nuevo consejero de la Transición Nacional de Libia? Si en un estado aconfesional como el nuestro, no conseguimos que nuestra Constitución nos iguale a tod@s en la práctica, ¿qué podemos esperar de normas que, de entrada, otorgan más importancia a unas personas que a otras?

Se me viene a la mente la decisión tomada por el parlamento británico de retirar las subvenciones a países que prohíban la homosexualidad.

¿Deberíamos articular medidas para obligar a respetar la igualdad de oportunidades entre todos los habitantes del planeta?

Donde ningún ser humano sea menos. Donde hombre y mujer se complementen en vez de sentirse los unos amenazados por el avance de los otros. Donde la cuenta bancaria no implique status social. Donde el reparto sea absolutamente equitativo para que las necesidades básicas estén siempre cubiertas.

Donde el norte ceda riquezas a cambio de la sabiduría del sur.