miércoles, 16 de mayo de 2012

250.000 €

Un cuarto de millón. No hablo del último salario mensual de Rato. 250 mil euros es lo que cuesta la hamburguesa que se meterá en un bollo en el mes de octubre. Lo entenderéis mejor si os cuento que el ingrediente es carne fabricada en laboratorio a partir de células madre.

El doctor Mark Post, holandes de la Universidad de Eindhoven, tiene la intención de revolucionar una de las industrias más antiguas de la humanidad, aunque más que revolucionar podríamos decir que casi la destruiría si tiene éxito con los costes de producción.

A medida que crece la población mundial también lo hace la demanda de carne y el doctor Post espera satisfacer al menos una parte de esa demanda, fabricando la carne de modo que al menos el 50% de los nutrientes se conviertan en algo comestible, contra el 15 % que es el aprovechamiento actual de las plantas consumidas en el tercio de la superficie terrestre cuyos recursos se dedican a la ganadería.

Por ahora ese "algo" no es exactamente un entrecot. Son finas láminas de medio milímetro por 3 centímetros de longitud y bastan tres mil para fabricar la hamburguesa más cara de la historia!

Se extraen células madre del músculo del ganado y se multiplican antes de sembrarlas en placas de Petri. Allí se convierten en células musculares y se ejercitan con un equipo de gimnasia que consiste en piezas de Velcro a las que se anclan de forma espontánea, contrayéndose y relajándose. El tejido adiposo se cría aparte, y se junta antes de cocinar para que la carne salga jugosa. 

En teoría una sola vaca podría producir una cantidad de hamburguesas para la que hoy en día harían falta un millón de animales sacrificados. Producir la carne en placas de Petri no es comercialmente viable, como ha quedado claro, pero esta eminencia tiene la intención de ir escalando el proceso, primero criando las células en pequeñas esferas flotantes en tanques y finalmente usando andamios fabricados con tubos de polímero biodegradable que aportarían nutrientes y oxigeno al interior, dándole una tercera dimensión para que se parezca mas a un filete que a un loncha de jamón york fina, muy fina.

Los nutrientes podrían proceder de cosechas convencionales aunque también quiere experimentar con algas, de más rápido crecimiento que las plantas vasculares y que también aportan aminoácidos, azucares y grasas. 

A simple vista el primer análisis apunta a la liberación de terreno (bajará el precio de la vivienda!!) y sobre todo a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, ya que el ganado es una fuente importante de metano, más potente que el dióxido de carbono.

Por otra lado no hará falta matar a una vaca para obtener células madre, por lo que los vegetarianos quizá se animen a introducir la carne en su dieta. No nos quedaríamos sin vacas por ser necesarias como materia prima, además su leche se sigue consumiendo hasta que pierda la batalla ante las leches vegetales. Pero harían falta muy poquitas ¿Qué hacemos con las vacas que nos sobran? ¿Se perderá también la ganadería en favor de las vacafactorías?

Ya me veo a nuestros ganaderos vistiendo batas de laboratorio.

1 comentario:

Mike S. Blueberry dijo...

ay, ay, ay, que poquito le queda ya al rabo de toro genuino...